Julia Aldwinckle

Siempre me caractericé por mi amor a las artes obscuras, a su práctica y a impartirlas a aquellos que congeniaban conmigo. Mi mundo estaba basado en ellas y yo aún le dedico mi tiempo casi por completo. No soy una persona fácil de tratar, soy purista, me puedo obsesionar con cosas, siempre he sido así, y de ahí pueden salir muchas cosas buenas o bastantes malas. Suelo ser dominante con mis puntos de vista sobre los de alguien más, y el tener la razón siempre será lo mío, siempre defenderé mi palabra aún que en el fondo yo sepa que puedo estar errada.

Nacida y educada en el ceno de una familia purista y de clase alta. Así comenzamos. Fui híja única, educada a la antigua por mi madre y con algunas libertades por parte de mi padre. Disfruté de mi pequeña familia hasta que perecieron mis progenitores después de una persecución, cosa que hasta ahora sé, en mi adolescencia había creído que se debía a un simple accidente.

Viví en casa de algunos parientes de mi padre en las vacaciones pues en la época escolar me encontraba en Hogwarts. Al salir de éste reclamé la herencia de mis padres, así lo hice, pero no tuve buenos resultados, mis tíos, el hermano de mi padre y su esposa, se habían hecho de aquellos tantos galeones para gastarlos en sí y en sus hijos, sólo pude recuperar una parte, claro que antes tuve que encargarme de ellos. Yo alegué que alguien más lo hizo y logré salir ilesa de acusaciones, tomé mi herencia, o lo que quedaba de ella e hice mi propia vida. Con diecisiete años monté una tienda de artículos obscuros, cabe decir que fue un éxito y me daba la buena vida.

Todo iba bien hasta la reciente reforma que prohibía el uso y cualquier cosa que tuviera que ver con las artes obscuras, mi tienda fue clausurada y yo fui echada a la calle, no es un bonito cuadro, para nada. Juré hacer lo que estuviera en mis manos para vengarme y justo Alasdair apareció, con sus ideas, excelentes planes, y yo he decidido seguirlo, al fin no hay nada que perder y mucho que ganar.