Umbra (Nocturnos)

Magos Oscuros, antiguos Mortífagos, Slytherins puros. De este tipo de gente está llena Umbra.
Cuando Lord Voldemort fue destruido, sus seguidores fueron buscados por toda la comunidad mágica. Cada que encontraban uno, era encerrado en Azkabán hasta que se volviera loco. Otros, más afortunados claro y moviendo influencias, era dejado en libertad pero nadie podía darle un empleo honesto. Así, los mortífagos tuvieron que resignarse a vivir una vida que rayaba la miseria. Los que estaban en el ministerio fueron inspeccionados minuciosamente y los obligaron a arrepentirse de su pasado o de lo contrario los despedirían. Con esta amenaza, aunque no detestaban su vida pasada, tuvieron que aceptar los términos que el Ministerio les dictaba y entre ellos estaba el que fueran confiscados muchos de sus objetos sospechosos de contener algo como un horrocrux.
Toda esta humillación despertó en muchos una rabia contenida que no podía ser liberada o terminarían en Azkabán bajo los términos de traición, atentar contra el orden público y posible peligro mundial. Así no saldrían nunca de esa prisión.
Se resignaron… se mantuvieron ocultos… negaron su naturaleza.

Nadie quiso hacer nada. Sólo un hombre cuya vida había sido destrozada por un auror.

Alasdair Langridge, hijo de Branhim Langridge. Su padre fue asesinado por un auror en la guerra de Hogwarts, por lo que se quedó sin familia. Lo tiraron a la calle y nadie quiso contratarlo en nada por llevar la sangre de un mortífago. Vivió muchos años a merced de sus primos que le daban posada en sus hogares. Pero como todo ser humano, hay un momento en la vida en que explotas de manera inevitable. Eso le pasó a Alasdair.
Siempre, desde que tenía quince años y vio el cuerpo de su padre muerto, juró que se vengaría de todos aquellos que lo habían dejado solo y marginado. La nueva ley le ayudó mucho, pues muchos magos oscuros y antiguos mortífagos fueron juzgados por su pasado y tirados a la calle al igual que él.
Su primera ventaja.
Se reunió con su prima, Julia Aldwinckle, a quién le habían clausurado su tienda de artículos de magia negra en el callejón Knockturn, y con su primo Ray Westman, quien se encontraba en Durmstrang. Los tres se hicieron de un plan para reunir gente y matar a todos los del ministerio en venganza por lo que les habían hecho, sobre todo a la pobre Julia.
Se hicieron llamar Umbra (o Nocturnos) porque lo que quieren hacer es hacerse grandes desde las sombras y atacar cuando menos se lo esperen. Silenciosos como sombra, tan oscuros como la noche.
Bajo la promesa de hacerse del poder en el mundo mágico, Julia, Alastair y Ray comenzaron a buscar gente con la misma visión. Se les unieron mortífagos, miembros del ministerio y estudiantes.
Como distintivo cada quién tiene un tatuaje muy personal en alguna parte del cuerpo.
Dicen que se reúnen por las noches en la casa de Julia Aldwinckle para planear lo que van a hacer.